'?Yo soy un poeta; en cambio, la chusma humana no posee ni un gramo del valor del poeta, porque le falta su calidad. La suya es otra sal, la sal negra, y su ingenio es perverso. No disfruta de las jornadas hermosas, ni escucha el murmullo divino y amoroso de la naturaleza, ni hace caso del destello de los preciosos d?as de la primavera y el oto?o. Ni siquiera sospecha que las ruedas del sagrado cosmos producen las voces que algunos (los poetas) captan y m?s o menos interpretan.
?S?, ?vaya usted a hablar con un comisario del orden p?blico de voces c?smicas, de murmullos y destellos!'
Cuando en 1946 se public? "Ladrones de bicicletas", poco pod?a imaginar Luigi Bartolini que su libro inspirar?a la c?lebre pel?cula hom?nima de Vittorio de Sica, convertida con el paso de los a?os en el emblema del neorrealismo italiano y en una de las m?s recordadas del pasado siglo. En las p?ginas de este libro transcurre el relato original del periplo por las calles de Roma que Bartolini protagoniz? a su pesar, en los d?as inmediatamente posteriores a la ocupaci?n alemana, movido por la obstinada determinaci?n de atrapar al ladr?n de su bicicleta y recuperarla 'en unos tiempos en que abundan las v?ctimas de robos que dejan correr sus bicicletas con otras piernas y no pierden el tiempo busc?ndolas'. H?bil transe?nte de los barrios y viejas calles de la capital de Italia, Bartolini ofrece en "Ladrones de bicicletas" un retrato de sus menos honestos conciudadanos lleno de humor y amargura, mientras se encomienda con vehemencia a la ?pica misi?n de reparar por sus propios medios la tropel?a de la que ha sido v?ctima ?s?lo una entre las muchas que la autoridad romana consiente a diario?. Pronto constatar? que los ladrones romanos, muy alejados de los 'queridos ladrones' de Verlaine, se aplican con eficacia a una labor para la que cuentan con el favor de comerciantes, prostitutas, usureros y hasta polic?as, y constituyen el fen?meno m?s incordiante de unos tiempos material y moralmente miserables.