La econom?a digital, como modelo econ?mico preponderante, presenta un perfil claramenteinmaterial, tanto desde el punto de vista de los bienes, productos y servicios, igualmente digitales, objeto de intercambio, como por la forma en la cual ?ste se desarrolla: es decir, librede cualquier atadura geogr?fico temporal. La citada realidad econ?mica impone cambios sustanciales con respecto al actual modelo impositivo, cuyos criterios o puntos de conexi?n siguen girando en torno a la residencia o nacionalidad; tales transformaciones son a?n mas necesarias, dado que las m?s grandes multinacionales, as? como sus innumerables expertos, tienen por ?nico objetivo el de lograr la m?xima rebaja fiscal posible. Las autoridades estatales, deseosas de atraer a esos inversores, rivalizan entre si por una imposici?n fiscal a labaja; y, ello, tratando de mantener al mismo tiempo un nivel, m?nimo, de recaudaci?n fiscal, con el que puedan sostener sus correspondientes pol?ticas y gastos p?blicos. Se incidir? en la conveniencia del mayor acuerdo y consenso, posibles, en el plano internacional, con respecto a la m?s adecuada tributaci?n de dicha econom?a digital.