El siglo XIX y sobre todo el XX han sido tiempos de grandes te?logos, tanto cat?licos como evang?licos. De aquellas grandes figuras, los que a?n viven, ya nonagenarios, se pueden contar con los dedos de la mano y las nuevas figuras brillan por su ausencia.?Es esto un signo de decadencia o se trata acaso de que hay que ir a una nueva teolog?a? El autor, siguiendo opiniones que empiezan a extenderse, defiende que esa nueva teolog?a no puede ser ya, como hasta ahora, especulativa sino que ha de pertenecer al g?nero narrativo. Una teolog?a que parta de experiencias, no propiedad de especialistas sino abierta a todos los creyentes. No una ciencia esot?rica para iniciados sino una reflexi?n patrimonio de todos los que quieren seguir las huellas de Cristo y necesitan una reflexi?n sobre lo que van viviendo. Teolog?a no de conceptos sino de vivencias, a imagen de las palabras de Jes?s, ese contador de relatos