En muchas ocasiones las formas nos son dadas e incluso pueden ser casuales, pero una vez que ?stas han sido desencadenadas debe corregirse su trayectoria como lo har?a un capit?n de barco, como lo har?a un orfebre, o el m?s modesto artesano. Porque la tarea del arquitecto, como aqu? se pone de manifiesto, quiz?s ni siquiera sea ya la de producir nuevas formas sino de aprovechar las existentes, refundarlas. Cargarlas de nuevo sentido, e imantarlas a base de mirarlas con nuevos ojos. Descubrir un verdadero y desconocido poder.