Los poemas de Ciudad o selva fueron escritos en Etiopía entre 2010 y2012. Durante esos dos años Manuel Ruiz Rico cubrió el país africanocomo corresponsal. En sus poemas se entrecruza el testimonio de larealidad cotidiana ?y a menudo implacable? con los destellos de laEtiopía mítica. Así, a modo de plano y contraplano, de juego deespejos, emergen, por un lado, el tumulto de las calles, las lluviasde dimensiones bíblicas, el olor a café, el jazz serpenteante de losmúsicos abeshas, la miseria, el aroma de la inyera, los héroescotidianos y, por otro, el país mítico de la reina de Saba y de lasiglesias cavadas en la roca de Lalibela, el desierto infernal delDanakil, las fuentes del Nilo Azul, el Harar del exilio poético yvital de Rimbaud, sombra y luz de estos versos etíopes. El poemario es un canto al viaje y a la extranjería ?tan de
aliento romántico? y un dietario poético edificado sobre la mirada yla caminata como la forma más pura de la aventura urbana. Ciudad oselva: sobre esos dos ejes se establece una tensión que se despliegaen otras esferas entrelazadas, como el tiempo frente al progreso, lanaturaleza ante la técnica, la escritura como fracaso pero tambiéncomo redención y como juego. Todo ello desde uno de los corazones dela África actual, Addis Abeba, laberinto urbano y salvaje, la NuevaFlor, como llamaron a la ciudad sus fundadores, una flor henchida defuturo y vitalidad y por ello irremisiblemente enfrentada a lascontradicciones y las maldiciones del buque del progreso. «Haencontrado sus alas y no vuela», lamenta el poeta, que también canta:«Los perfiles del agua se ofrecen virginales / y todo es nuevo. Todo / conspira por mezclarse con el otro». Ciudad y selva es una indagación y una celebración.