Los cuentos, o historias si se prefiere, de Juan Ramón no son únicamente un cruce de caminos entre la existencia del autor y su literatura; son instantáneas, retazos de esa experiencia, hechos, literatura, son vida, la del autor, dedicada al continuo perfeccionamiento creativo y estético. Estos cuentos están sujetos al método exigente y meticuloso de su creación, a esta exégesis eterna en el tiempo, a cambios y correcciones ulteriores que ambicionaban la unicidad de lo fragmentado, el logos en un universo, el juanramoniano, que por su diversidad, polifonía y riqueza tiende, como dice el Juan Ramón poeta en su poema “Levedad”, a la “plenitud de lo mínimo”.