La La literatura solo tiene sentido cuando es un puente hacia la vida, y cada libro debe levantar ese puente, intentar cruzarlo, acercarse a la otra orilla. Para conseguirlo Bruno Mesa se propone en este diario como un testigo de la ciudad que descubre y en la que debe vivir nueve meses, Roma, una ciudad que se convierte pr onto en la verdadera protagonista del libro. Ante nosotros pasan los suburbios y el Foro, las noches trasteverinas y los callejeos interminables, una conversaci?n con un desconocido y los m?ltiples retratos, la s?tira y la perplejidad, las p?ginas que invaden la mirada y el cuchillo de la historia que nos atraviesa en mitad de un paseo, los hilos de la amistad y los del humor corrosivo, la conciencia de que una multitud ?ntima nos acompa?a all? donde vamos, y al final, cuando es el momento de regresar, la convicci?n de que es mejor no guardar nada en la maleta, porque lo ?nico valioso de cuanto nos llevamos es invisible: "No cabe en ning?n sitio y no puede conservarse. Solo cuando pasen los a?os sabr? si algo de todo esto fue cierto, si dej? un sedimento, si a?n respira. No, es mejor no llevarse nada. Al igual que en la vida, est? bien ir ligero, dispuesto en cualquier momento para tomar el desv?o. No guardes nada en tus bolsillos