ÂôHa trepado usted, para siempre, al trinquete del laúd de la belleza, mi querido y sonriente Alberti. La retama siempre verde de virtud essuya. Con ella, en grácil golpe, ha hecho usted saltar otra vez de lanada plena el chorro feliz y verdadero. Poes¡a popular, pero sinacarreo fácil: personal¡sima, de tradición espa?ola, nueva, fresca yacabada a la vez, rendida, ájil, graciosa, parpadeante:andaluc¡sima.Âö Juan Ramón Jiménez ÂôRafael, antes de llegar a Espa?ame salió al camino tu poes¡a, rosa literal, racimo biselado, y ellahasta ahora ha sido no para m¡ un recuerdo, sino luz olorosa,emanación de un mundo. A tu tierra reseca por la crueldad trajiste elroc¡o que el tiempo hab¡a olvidado, y Espa?a despertó contigo en lacintura, otra vez coronada de aljófar matutino. Entre nosotros dos lapoes¡a se toca como piel celeste, y contigo me gusta recoger unracimo, este pámpano, aquella ra¡z de las tinieblas.Âö Pablo Neruda